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SUBIR, LLEGAR, BAJAR: el Peñón de la Mata

Socios del C.M. Barranco Alcázar en el Peñón de la Mata
Cogollos de Granada, 18 de Febrero de 2023

Aunque a la altura del Cortijo de Los Asperones la calima borraba los contornos del paisaje y el aire amenazaba con tumbarnos si seguíamos subiendo, continúamos nuestro camino entre las moles del Jorobado y La Mata y enfilamos hacia las Horconas.

La "raspa" de esta sierra es un mirador que guarda una entretenida vereda escondida entre el boscaje. Siempre con el Peñón de la Mata ante los ojos, caminas hacia él como abducido. Al llegar al Collado de San Agustín el paisaje se abre.



Plantados delante de la mole de piedra vertical, que no parece tener fisuras, nos preguntamos por dónde coñ😜 se sube. Vemos al grupo que nos precede, como una colorista fila de hormigas, dirigiéndose hacia una grieta escondida entre sus paredes por donde desaparecen. Nosotros no vamos a atacar esta subida de frente sino que -en un recorrido muy bien planificado- lo hacemos rodeando el peñón, a media montaña, hasta el Collado oeste. ¡Gran momento!. La panorámica es espectacular: al frente, las nortes de Sierra Nevada, debajo de nosotros el Valle del Río Bermejo con Nivar y el Pantano de Cubillas a su derecha. Al fondo, hacia el oeste, la Sierra de Tejeda y Almijara con el pico de El Lucero sobresaliendo entre sus lomas. Siguiendo hacia el norte, los cerros de Sierra Arana que encajonan el Valle del Río Blanco entre ellos y nosotros. Si lo sigues con la mirada, ves el sendero serpeando y desapareciendo entre el Cerro de Las Víboras y el Alto de Las Buitreras. Dice nuestro guía que, si sigues este sendero, puedes llegar al mismísimo Prado Negro... queda pendiente.


Pero hay que seguir. Nos espera el canuto sur cuyo retrepe supone para el grupo una buena descarga la adrenalina al tener que superar los dos pedruscos que taponan su estrecha vereda. Unos metros después atravesamos una grieta que nos conduce al último desnivel hacia la cumbre.



Allí están las sobrecogedoras masas de piedra que sirvieron en su día de refugio a los republicanos de la guerra civil. Hay que pararse un momento para intentar comprender la vida que debieron llevar en este nido de águilas: como se abastecían, por dónde subían y bajaban, en que se entretenían mientras esperaban el bombazo... un lugar con aura.


El descenso, tan entretenido como la subida, lo hacemos por la grieta de la zona este de la montaña, convertida en una pedriza deslizante con apenas medio kilómetro de recorrido pero con 100 m. de desnivel. Debió ser una gozada vernos bajar.
La vuelta a los coches, fácil y rápida por la ladera del valle, fue coser y cantar. El viento había cedido y el sol no estorbaba con la calima.
Al abrir el capó, nos esperaba un improvisado picnic final que hizo que nos sintiéramos los reyes del mambo (y sino recordad las caras de los senderistas del grupo de al lado).
Una ruta redonda, con algunos socios nuevos que enseguida fueron adoptados por el grupo y que nos dejó una sensación de "quiero más" para la próxima salida.




Comentarios

  1. Buen relato de la excursión. La sierra de Arana, de la que forma parte este Peñón, tiene mucha historia del final de la guerra. Gracias Elena por recordar
    Enhorabuena a todos los participantes, a ver si os podemos acompañar más adelante

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  2. Gracias Elena. Con tu espectacular relato, volvemos a subir y a bajar del Peñón.

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    Respuestas
    1. Gracias, Trini. Te echamos de menos.

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    2. Me he cargado tu mensaje al enviar el mío. A ver si aprendo...

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    3. Jajaaaaa, te decía que habías explicado muy bien la ruta y que yo que no fui, parece que haya estado. Un abrazo

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