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Primera del año en el club: la senda del Guardal

No se si en todo lo que queda de año el club conseguirá juntar a tantos socios para descubrir un sendero. Ha sido un espléndido día de sol invernal en el que la luz blanqueaba, aún más si cabe, la Sierra del Minado de Benamaurel.

Tras un largo periodo sin salir, nos hemos reencontrado mientras bordeábamos las acequias de Haufí y del Rasmal, descendíamos por el inquietante barranco de Jerez o subíamos al mirador de las Hafas para contemplar el imponente Jabalcón en el horizonte.

Pero los badlands de Benamaurel seguro que a más de uno nos han dejado una sensación agridulce: hay soledad, penuria y esparto... mucho esparto. El sendero no es para ensoñaciones ni tampoco te arranca un ¡guau... qué belleza!; solo un desolado paisaje blanco que la arcilla, las margas, el yeso y el agua, han modelado en este -y no otro- punto del planeta.
Dentro del proceso erosivo y seco en que se encuentra el altiplano de Baza, Benamaurel, con la Senda del Guardal, hace de la necesidad virtud: intenta recrear una forma de vida que hoy agoniza; ya no se recoge el esparto, no hay minas de azufre ni el agua fluye como antes limpia y a borbotones. Queda, eso sí, un espectacular paisaje de cárcavas, estrechos barrancos con farallones amenazantes sobre tu cabeza y ramblas secas. Entre sus grietas brotan, como cuchillos de obsidiana, los cristales de yeso que más tarde serán polvo blanco y -entre las margas saladas del lecho de las ramblas- crecen todavía las plantas barrilleras que tan útiles le fueron a este pueblo en tiempos pasados.

Es verdad que no hemos tenido panorámicas deslumbrantes en esta primera salida del club pero hay que intentarlo de nuevo... Volver a Benamaurel más despacio, más solos, quizás en primavera después de la lluvia... seguro que vemos revivir esta tierra agostada.

Ah! premio al que consiga averiguar porqué al barranco de Benamaurel se le llama "de Jerez".


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