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(16/03/2024) La XXV travesía de resistencia “SUBBÉTICA CORDOBESA”

Para celebrar esta vigesimoquinta edición, el grupo de montaña Tiñosa ha preparado un recorrido de 60 km. con una duración aproximada de 14,30 horas en terreno escarpado. Eso era lo que estaba escrito. ¡Ahí vamos otra vez!: mudos, sabiendo de la dureza y las peculiaridades de esta agreste travesía. El recorrido lo iniciamos en Cabra desde donde nos trasladan en bus hasta Carcabuey. Allí, entre cortijos, hinojos y olivos, tomamos el camino de los Guindos hasta Priego de Córdoba. Todo bien hasta el momento.


Al amanecer, vuelven a cargar nuestras alforjas de fruta y dulce... ¡pobre del que no haya llenado sus cantimploras de agua!. Ahora toca volver a zigzaguear por veredas, tomando altura hasta el collado desde dónde divisamos la inconfundible silueta que delinea la Tiñosa, con sus canchales creados por la acción de las heladas, desprovistos de cubiertas vegetales y que forman una especie de parches que recuerdan a un animal tiñoso... un animal que nos espera allí, más arriba, tumbado junto al pico Bermejo.


Aunque su altura es modesta, su privilegiada posición geográfica lo convierte en una atalaya, desde la que se divisan las diferentes alturas de Sierra Horconera, Sierra Nevada y la Sierra de las Nieves. Es un modelado kárstico de roca caliza, terreno de fuertes pendientes que se alza sobre bellos y estrechos valles. En la subida nos encontramos con una isla geobotánica de musgo entre lirios, narcisos y jaras.


Subimos por trochas poco definidas, pedregosas, sin descuido alguno; por paredes de calizas y dolomías repletas de matorral espinoso, aulagas, cojín de monja, rascaviejas, piornos que saludan al pasar. Ganamos altura y llegamos a cumbre; allí nos esperamos, nos reagrupamos, nos abrazamos... el esfuerzo lo merece. Llega la bajada -no tan brutal pero endurecida igualmente- hasta llegar a la zona de las cadenas que pasamos con cautela, bien agarrados e imaginando que, con hielo, podría resultar un serio problema. Solo imaginarlo te nerviaba.



Nada más bajar el perfil alpino, nos sentimos felices de llegar a Puerto Mahina, adentrándonos en bosquetes y dehesas de encinas y quejigos centenarios, viejas cortijadas serranas, abrevaderos y campos en plena labranza chorreantes de agua y dónde la primavera trompetera brillaba de esplendor e invitaba a detenerte y sentarte bajo los sombrajes. Pero debíamos proseguir hasta Carcabuey, dónde nos esperaba una entrada triunfal y dónde el termómetro de la farmacia nos recibía con 25º en sombra. Con el almuerzo llega el reencuentro, el intercambiar experiencias, el compartir lo poco que podíamos llevar en las talegas.


Es ahora y no antes, cuando la travesía se complica, el calor comienza a subir y el terreno comienza a encresparse... "nunca se debe medir la altura de una montaña hasta que no hayas alcanzado su cima, entonces verás lo bajo que puedes llegar a ser". Nos adentramos en un sendero entre fuentes (Bernabé, Fuente Espino, Fuentefría), de veredas poco jalonadas; el agua escasea y celebramos las llegadas a las fuentes como si se tratase de una fiesta pagana. Si mirabas arriba, a lo lejos, divisabas una pareja de buitres que nos vigilaban... gracias que salimos de allí.


El paso por el Bosque encantado de encinas y Las Navas fue un espectáculo con el sonido ensordecedor del agua que dejaban los barrancos gracias a las últimas lluvias. La libertad es lo más grande del ser humano... eso es lo que pasaba por nuestras cabezas permitiéndonos calmar el cansancio acumulado. Ya queda poco -es lo que nos dicen- seguir la senda del río Bailón, entre tarajes, majuelos, higueras, zarzas, almendros… hasta llegar al sendero del Picacho.


Pronto volvió a sacudirnos la noche, Nos queda poco menos de 5 kilómetro para concluir -vuelven a decirnos los escasos guías que encontramos por el camino-; encendemos frontales, subimos y bajamos, a lo lejos brillan ojos que nos observan (vacas) y luces de los que quedan atrás. Nos esperamos, nos reagrupamos para entrar juntos. Allí nos espera nuestro querido benjamín del grupo, tan contento, tan alegre, su grupo está allí con él... solo nos faltan los veteranos, tan valientes, tan resistente, cuando llegan nuestra cadena está completa.



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